Retomo de nuevo mi diario, donde lo deje… Ah! Ya… En nuestro último encuentro en la ciudad sumergida de Lond Daer, los usûlunis y los golems. Ya os comenté que después de ese combate tuvimos que recuperar fuerzas y sanar heridas. Y continuamos con la exploración de los túneles.
Después de una bifurcación llegamos a tres pasillos, todos ellos como los anteriores, angostos y pequeños, incluso Dîn, debe encorvarse un poco, de todas formas no es de extrañar, para ser un enano es de gran corpulencia. Uno de los pasillos daba a una especie de colector de las alcantarillas, una extraña balsa de agua sucia y moho, donde seguramente llegaban las aguas de varias alcantarillas. Otro pasillo daba a una extraña abertura en el techo, que una vez abierta nos adentraba en una habitación con un derrumbe, Dîn estuvo inspeccionando las paredes, la habitación y el derrumbe, e incluso usamos la segunda vision, para descubrir el motivo de aquella habitación y que podía haber al otro lado. Solo sacamos una conclusión, agua. Debo resaltar que Gulthar se obsesionó demasiado con ella, insistiendo en que detrás de ella debería haber algo, pero por mucho que mirábamos no encontrábamos indicios de ello, es más, cualquier intento de liberar parte de los escombros conllevaria una avalancha mortal de agua. Pero él insistía, este Gulthar, a veces pienso que le pueden demasiado las riquezas y los objetos, aun recuerdo el incidente del Martillo, y lo que sufrió a partir de ese día.
Después de descartar esa habitación y de no inspeccionar el colector, como insistí varias veces, decidimos ir por el pasillo principal. Pero detectamos algo extraño, unas voces, unos sonidos y nos pusimos en alerta, llegamos a descubrir tres presencias a unas decenas de metros, y muy poderosas, especialmente una de ellas.
Esos tres guardianes nos estaban esperando, de eso estoy seguro, cualquier paso en falso a partir de ese momento provocaría un combate no deseado. Retrocedimos y empezamos a pensar en un plan, no podíamos luchar en el pasillo, pues por las características de estos, solo uno de nosotros podía combatir, y con mucha dificultad, contra tres adversarios muy poderosos. Hubo un momento de flaqueza, debo ser fiel a los acontecimientos, y Gulthar menciono el que deberíamos considerar la retirada. Yo me negué en rotundo, por muy poderoso que sea un enemigo puede ser derrotado tramando una buena estrategia, debemos llevar el combate a donde todos podamos hacer frente con las mejores facultades posibles. Gulthar a veces olvida quienes destruyeron al Portador del Martillo, quienes entraron en Dol Guldur y destruyeron el Martillo del Mundo Subterráneo, quienes caminaron por la Senda de los Muertos… Somos usûlunis, y nosotros forjamos nuestro destino, nadie más. Quizás yo también debería pensar más en mis capacidades, pero creía de todo corazón en la victoria, reconozco un enemigo poderoso, y por ello los respeto y nunca los subestimo, pero también sé quienes somos.
Y así fue como estudiando el terreno y nuestras posibilidades, establecimos un plan. El único sitio donde podríamos combatir bien y hacerles frente era en el colector, ya que la sala era bastante amplia como para poder combatir todos. Debíamos solventar dos problemas, uno el del colector, que estaba lleno de agua y no lo habíamos inspeccionado, y otro el como atraer a nuestros adversarios, ya que la distancia era enorme.
Así que decidimos inspeccionar el colector de agua, ya que pensábamos congelar su superficie mediante métodos poco comunes. Yo iba en cabeza, y detrás de mí Guitar, en el momento en que me agache para empezar la exploración del agua ocurrió algo curioso y en pocos segundos. Dos tentáculos salían disparados del agua en mí dirección a la vez que el sonido de la fabulosa, y yo diría que mítica, ballesta de Spa soltaba sus engranajes y dos pivotes salían desde detrás de mí penetrando en el agua, haciendo un sonido sordo. Al momento los dos tentáculos perdieron fuerza, y una mancha de sangre surgía de la sucia agua, al poco después emergía lo que parecía una especie de pulpo, en el torso del animal sobresalían la mitad de los dos pivotes de Gulthar. Este muchacho no deja de sorprenderme, sé que soy un excelente guerrero y un maestro de la espada y el escudo, pero el escuchar los engranajes de la ballesta de Spa en medio de un combate es tranquilizador para mí, y sé que Gulthar, el de la vista aguda, me cubre.
Después de ese digamos momentáneo combate, continuamos con el plan. Una vez congelado el colector, empezamos a preparar a Gulthar, pues la distancia a recorrer era enorme, quizás demasiado incluso para él. Usamos hierbas, sortilegios para facilitarle la vista y la carrera, y sobre todo mucha fe y esperanza.
De lo ocurrido a continuación solo él lo sabe, excepto vagos comentarios de Gulthar, aunque una vez que hizo de cebo, solo pensaba en correr como nunca lo hizo. La espera se nos hizo eterna a todos, con la angustia de saber en qué condiciones se encontraba nuestro amigo, Adrahil permanecía en una esquina cercana para ver cuando Gulthar venía. Tras unos minutos, llego a la estancia Adrahil y se preparó, al poco después un Gulthar extenuado llego, pocas veces he visto así a nuestro amigo, nada más llego se inclinó y empezó a respirar, dando grandes bocanadas de aire, estaba sin aliento y casi se desmayó, pero unas hierbas le hizo recuperar fuerzas y enfrentarse a nuestro adversario.
Una criatura de la noche, un espectro de gran poder y fuerza llego detrás de él, Gulthar incluso le saco cierta ventaja. Al momento empezó el combate, mucho se especuló sobre el combate, la naturaleza de la criatura y la posible retirada, pero la fuerza que guía mi brazo hizo mella en nuestro adversario, y el combate se inclinó hacia los usûlunis. Viendo nuestra victoria, bajamos un poco la guardia, craso error pues un segundo espectro penetro en la sala y nos atacó por sorpresa, pero una vez en el combate tampoco fue adversario para nuestros golpes, y así ocurrio con el tercer guardián. Los usûlunis, acabaron con los tres guardianes de Lond Daer, usando lo que mejor saben usar, la estrategia.
Gulthar dio buena cuenta de sus escasas pertenencias, más bien por despecho que por necesidad. Y una vez recuperados…. Continuamos con la exploración, sin saber que esta estaba llegando a su fin, y que pronto descubriríamos nuestro tesoro y algo más, el engaño de los khazad.