Este relato indudablemente es uno de los más aterradores que os he contado. Como contaros lo que os tengo que narrar… Para todos fue algo dramático y terrorífico, pero para mí, aún más pues todo paso ¡bajo el agua!. Si habéis escuchado bien, tuvimos que sumergirnos. Gracias a las habilidades de Sunthas logramos pasar no sin dificultad por un angosto pasaje, por el cual ya en tiempos lejanos, hace unos ocho años, salimos huyendo. Sí huyendo!! De una criatura endiablada. Gulthar, Sunthas y yo, salimos mal parados, no solo en por las heridas sino en el orgullo, pero como comprobaréis, el tiempo es un arma que sirve para preparar la vuelta y rendir cuentas. Los usûlunis somos gente de palabra y honor que no olvidamos, que luchamos y nos superamos, los que nos hace retroceder a la larga nos endurece y nos hace más fuerte, siendo eso solo una forma de hacernos crecer.
Bien como os iba contando, nos lanzamos al agua, siguiendo a Sunthas que nos guiaba a la ciudad que otrora estaba en la desembocadura del río, y que en estos momentos está bajo el mar, no os podéis imaginar, cuan agobiante es la sensación de ahogo mientras vuestros pulmones tragan agua y cambian mágicamente de respirar aire a compartir la respiración con los peces, fue mi primera vez y doy gracias a Aüle por no volverme loco, pues la sensación fue aterradora, aun cuando la esperaba por las explicaciones de nuestro amigo.
Tuvimos que despojarnos de las armaduras y pasar de uno en uno por la grieta hacia el pasaje, y una vez dentro con gran dificultad volver a ponérnoslas, la falta de luz era una de las mayores preocupaciones junto con la certeza de que nos rondaba un gran peligro.
Lo prioritario era la búsqueda de aire pues sin él pereceríamos, estábamos seguros de que debía de haber lugares en los que el aire no habría escapado, y rápidamente encontramos una gran habitación donde montamos una base. Tras un breve descanso y una explicación tanto a Forak como a nuestro incansable Adrahil, de aquello que recordábamos de este sector de la ciudad, y de este edificio, nos pusimos a investigar con mucho cuidado pues el hecho es que el agua había hecho su trabajo y tenía anegado parte del mismo. El tiempo estaba presente como nunca, pues nuestros pulmones parecían estallar a cada segundo, me sentía lento nuestros movimientos eran pesados, levantábamos en el agua al movernos una nube de fango que hacia aún más difícil la visibilidad ya difícil os lo aseguro, solo podíamos ver a lo sumo 2 o tres metros con ayuda de las antorchas hechas por mí, y casi no percibíamos lo que teníamos delante. Tras 2 minutos encontramos un rastro, de plantas en descomposición que nos indicó la posibilidad de que la criatura podía seguir en el edificio. Después de llegar al lugar donde nos atacó hace años Gulthar y Sunthas sintieron y presagiaron un gran peligro aunque en la habitación no encontramos nada, nuestro aguante estaba al límite y nos vimos obligados a volver a la base a respirar ese aire viciado, pero que al menos nos daba vida. Forak monto guardia, pues le resultaba imposible seguirnos a partir de aquel punto, los demás seguimos avanzando.
Debido a que el único que veía algo era yo, me dispuse en primera línea y al pasar por un angosto pasaje creado por un derrumbe parcial, y aunque estábamos muy alerta, sufrí una emboscada, os contaré que paso, fue repentino, la fuerza fue sobrehumana, sentí como unas garras se enganchaban en mi armadura a la altura del pecho y conseguían traspasar en algunos puntos de unión, a la vez que tiraban de mí hacia abajo, no pude ejercer ninguna fuerza en contra y fui arrastrado hacia abajo a un pozo sin luz, intentando no soltar el poco aire que llevaba en mis pulmones, aferrándome a mi mazo intentando golpear a aquello que me arrastraba a una muerte segura, pues si no me despedazaba, me ahogaría en breve.
Intente Golpearlo mientras notaba que me desangraba, pero en el agua mis golpes parecían no preocupar a la criatura, la verdad es que en aquel momento me parecía pronta mi muerte, pero recordad siempre usûlunis que no estáis solos y que el gran valor que tenemos es que nosotros nunca dejamos a los nuestros caer solos, en ese momento cuando parecía mi muerte prácticamente segura la criatura me soltó, pues Sunthas la atacaba aplastándola, hiriéndola con su potente escudo, la criatura me ignoro completamente, más en ese momento solté mi mazo y la aprese, aunque la verdad no fue muy eficaz pues su piel era muy resbaladiza, y en el agua era casi imposible estrangularla, pero al menos debía de intentarlo para que mi molestia ayudara a Sunthas, tras un arduo combate que pareció eterno, nuestros compañeros Adrahil y Gulthar consiguieron pasar no sin dificultades el angosto derrumbe y se unieron a nosotros en el momento en que Sunthas terminaba con la vida de tan peligrosa criatura, ayudando a este a sacarme del foso, con las pocas fuerzas que me quedaban les indique que avanzaran pues no había tiempo para retroceder, mi esperanza era que hubiera aire adelante, recordaba las plantas que la criatura tenía en su guarida, debían de provenir de algún sitio en esa dirección, rece a Aüle, y di las gracias a mis compañeros cuando al cabo de breves instantes nos encontramos en un recodo con algo de aire, donde Gulthar y Adrahil, con sus artes sanadoras cuidaron mis heridas, que eran muchas.
En este tiempo, recuperaron mi mazo y algunas cosas que la criatura tenía en el foso, y decidimos seguir investigando el lugar, pues no queríamos irnos sin dejar de encontrar lo que sabíamos que estaba en esa ciudad… Ahora marchemos a dormir mañana os contaré más.