Al llegar el día, divisamos un estandarte especial en medio del cementerio de barcos, un estandarte con historia, que seguro que Adrahil os habrá contado, un famoso corso de Gondor, y decimos visitar el navío, cuál sorpresa la nuestra, cuando nos encontramos con el capitán y su tripulación demacrados y exhaustos, pálidos y desfallecidos por las penurias del naufragio, el barco destrozado, mis compañeros implacables en la búsqueda, el avance del bien y la luz pronto se ofrecieron a ayudar a estos pobres náufragos, yo sin embargo, aunque proceso la misma fe que ellos, soy algo más cauto, algo no me gustaba, no sé si dependía de mi adversidad al agua, pero como era posible que esos hombres estuvieran vivos tanto tiempo en esas condiciones.
Así se lo manifesté a los compañeros, ellos usaron sus conocimientos para curar, a la vez que intuir como estaban de salud, la conclusión fue que, estaban muy fríos, pero que el agua produce bajadas de calor, y eso era normal.
Yo seguía dudando, no me sentía a gusto con estos pobres náufragos, pero aun así los llevamos a El Calamidad, una vez acomodados, se echaron a dormir directamente, excusando su falta de hambre por su cansancio, mis compañeros decidieron volver al barco a ver que podían encontrar, pues la información del cuaderno de bitácora no habíamos podido conseguirla, mientras yo que seguía empeñado en que algo no iba bien, monte guardia con mi mazo, delante del camarote donde dormían.
Alabado Aüle, que tomo mi mano, y me dio valor para soportar el sopor maldito y el espantoso espectáculo que se alzo delante de mí cuando esos náufragos se convirtieron en seres corruptos ávidos de sangre, la lucha enconada en el parapeto donde los espere, con la ayuda de Forak que cayó muy malherido, que no dejo de luchar hasta el último momento(sigo sin perdonarle su traición, pero no dejo de admirar el valor con el que se enfrenta a nuestros enemigos una y otra vez aunque tal vez jamás se lo diga, pero eso si caeré igual que él defendiéndolo si es necesario), justo cuando mis fuerzas me faltaban, muertos ya 19 de estos undead, faltando solo el capitán con el que me enfrentaba llegaron mis compañeros que tras escuchar a la lejanía el fragor del combate raudos dejaron la investigación y volvieron al barco. Conseguimos derrotar a todos. Por suerte, y tesón, la tripulación sobrevivió, pues si me hubiera quedado dormido como el resto nadie hubiera evitado la matanza que a seguro se hubiera producido…