Era de noche, todo era niebla y oscuridad como solía serlo en este maldito barco El CALAMIDAD. Tras la gloriosa lucha contra ese barco fantasma la pasada noche estuve rumiando la idea de escribir nuestras aventuras.
Ya desde el comienzo mis compañeros Sunthas, Adrahil e incluso el loco de Gulthar han escrito y narrado las suyas para que los habitantes de nuestra ciudad Usûlun sigan las mismas.
Como refería, la lucha había terminado, el capitán y su segundo habían decidido dar un castigo a aquellos de la tripulación que pávidos y temerosos habían abandonado al resto a su suerte ante tamaño peligro, he de decir para que todos lo sepan que en esa lid todos mis compañeros se comportaron como lo que son unos grandes adalides de la luz, tratando de hacer ver al capitán que no debía castigar a sus hombres que su huida del campo de batalla no había sido por cobardía sino por el miedo a la magia de los muertos que casi ningún mortal puede hacer frente, mas también os diré que sin embargo yo en esos momentos vi lógico y necesario lo que el capitán hizo, castigo no a todos a algunos solo y sirvió para que sus hombres siguieran viendo que hay que luchar en cualquier momento por los compañeros o tendrá consecuencias posteriores. No por esto penséis que no me dolieron los latigazos, los sentí como míos, posteriormente como leeréis yo mismo debería de haberlos sufrido, pero eso os lo contaré en breve no os preocupéis.