Todo estaba tranquilo, estábamos en cubierta, esperando las reacciones de los espectros, que todavía nos rondaban, si os parecerá que lo digo como algo liviano y falto de peligro, pero pronto entenderéis el porqué ahora me parece tan plácido aquel momento, de pronto en la lejanía, una tormenta avanza rauda y veloz sobre nosotros y El Calamidad.
Todos vimos como se acercaba, ya advertimos el peligro, nos subimos a las posiciones defensivas, preparamos las ballestas del barco y nos dispusimos para lo peor, pero nuestra imaginación no era tan grande, cuando esa criatura llego, con ella llego una marea de agua una lluvia torrencial, un muro impenetrable, nos desplazó a todos, destrozo a varios hombres de la tripulación solo al impactar sobre el barco, que de no ser el que ya conocéis, creo que se hubiera hundido, tras esto, entablamos un combate, que resulto horrible, murieron más hombres de la tripulación y era desesperado, pues aunque fue uno de los combates en los que como guerrero mejores golpes di y más fuerza invertí en ellos, esta criatura parecía no inmutarse con ellos, mi mazo impactaba en ella y nada no conseguía ni siquiera el más leve murmullo de la criatura, mi desesperación, era máxima porque a todo esto se unía que con esa lluvia mi visón era mínima, y no veía ni escuchaba a mis compañeros. Tras un tiempo que se hizo eterno, vislumbre un destello de una luz que no puede identificar y poco después la criatura empezó a rugir de dolor, al poco soltó el barco y desapareció, dejando en calma al barco, aunque la visión era catastrófica.
La luz, era producto de un hechizo de Adrahil, y la criatura se movió por los daños de Sunthas nuestro gran guerrero defensor, y el capitán con su mujer y algunos tripulantes que golpearon a la criatura desde abajo en las escaleras del barco mientras nosotros peleábamos en cubierta, tuvimos suerte, la buscamos, gracias a los dioses, y a Usûlun que nos guían.