Fjoling y Arval son dos hermanos que vivían con sus padres en una de las granjas cercanas a Minas Tirith, la zona había estado atacada por bandas de orcos, todos los habitantes de la región se habían ido a la capital o al pueblo más cercano dejando sus granjas al pillaje de los orcos. Ellos eran una de las pocas familias que aún mantenían sus haciendas.
Sin embargo, su suerte estaba terminándose, sus vecinos, aquellos q acudían en su ayuda y a aquellos a los que ayudaban estaban pensando en retirarse a una localidad cercana. La decisión de su partida se acercaba cada vez más.
Sus padres Hlinnar y Bedil hablaron con los hermanos, habían decidido abandonar la granja y marcharse a la ciudad a casa de la hermana de su madre Bedil, su tía tenía una posada y había ofrecido trabajo a su madre como cocinera y a su padre como guarda del establo, los acogerían a todos y ellos podrían ayudar a cuidar a los caballos. Meses antes su madre había escrito a su tía informándole de las dudas sobre su estancia en la granja. La hermana de Bedil no se fiaba de gente de fuera y al enterarse de que estaban pensando abandonar la granja les propuso que se fueran a la ciudad con ella y su familia. Los hermanos no encajaron muy bien la noticia, ellos pretendían continuar trabajando la tierra de sus padres. Para ellos los ataques de los orcos solo evidenciaban las carencias de ellos y que poco a poco se irían a otras regiones que facilitaran sus malas artes en zonas con mayores cosechas. Pero su padre tenía otra opinión, los clanes orcos se estaban haciendo cada vez más fuertes y menos temerosos de los ejércitos de Gondor. Así que la decisión estaba tomada, partirían hacia Minas Tirith, la Ciudad Blanca. Al llegar a su destino se pusieron manos a la obra y se dedicaron a sus nuevas tareas, la madre en la cocina y el padre y los hermanos como mozos de cuadra, aunque algunas veces también se dedicaban a que el orden se mantuviera en el salón de la posada, evitando a sí que hubiera trifurcas entre los parroquianos.
Tras varios meses en la ciudad los hermanos no llegaron a habituarse a aquella gran urbe, el paisaje gris que los rodeaba los hacía estar tristes y meditabundos, pasaban la gran mayoría de su tiempo ociosos y evitaban estar en la ciudad cuando no tenían que atender los establos, es por esa razón por la que estaban casi siempre fuera de las murallas entre los refugiados, allí se escucharon rumores de que se había construido un pueblo al Oeste de Minas Tirith cerca del nacimiento del río Ringló y que estaban dando tierras a aquellos que quisieran trabajarlas, aunque a esto último nadie le daba crédito entre los refugiados, pero a ellos dos les pareció una puerta hacia la esperanza, volver a sentir la caricia del viento en sus caras y el cosquilleo de las espigas de trigo entre las manos; eso era para ellos una oportunidad y así se lo hicieron saber a sus padres, la que menos lo aceptó fue su madre, pero tras varias semanas aceptó con la condición de que más adelante ellos también irían a Usûlun a establecerse. Así que ambos se unieron a otros que se dirigían hacia usûlun la llamada “La Nueva Esperanza”.
De que nuevas aventuras pasarán ambos hermanos solo se sabrá cuando lleguen a usûlun y sean escritas en los anales de la ciudad…