Mis ojos han visto verdaderas maravillas, lugares y seres que muchos que viven y muchos que tendrán que vivir jamás verán y solo sabrán de ellos en cuentos y leyendas.
He viajado desde el frío norte de las montañas hasta el cálido desierto del sur.
He comido y bebido junto a héroes y seres de leyendas de antiguas edades, con hombres con almas de osos, con sabios que recibieron la luz de los primeros Valar, a los bellos elfos de sabiduría sin tiempo.
He dormido junto a pastores de árboles y bebido de su agua, en barcos construidos con restos de antiguas ciudades, en ciénagas donde moran los muertos.
He portado armas de antiguos príncipes, armaduras de los más poderosos sirvientes del enemigo y arcos de herreros humanos como nunca habrá.
He combatido junto a hermanos, junto a hombres, enanos, elfos y semiorcos, junto a magos y guerreros, clérigos y alquimistas, paladines y campeones. He luchado junto a mis hermanos y hermanas, sufriendo las penalidades de la lucha, el dolor de la perdida y el sufrimiento del amigo. He sangrado junto a ellos mil veces, llorado junto a ellos tanto que haríamos ríos, reído tanto que ni mil lunas llenarían esos momentos
He dudado, de mí, de lo que soy, he tenido temor por mi vida, miedo por mis amigos, no he sido merecedor de mi señora cientos de veces y cada una de ellas me ha perdonado, en cada una de ellas me ha enseñado el valor y la fortaleza del hombre.
He amado abandonando toda enseñanza y votos, escogiendo un camino que jamás hubiera pensado, escogiendo mi destino, forjándolo y ahora …. en estos momentos donde solo hay oscuridad y sufrimiento miro una vez más a las estrellas y aprieto con ternura mi colgante. Inspiro profundamente, el aire frío parece cortar mis pulmones, el sudor del combate se ha congelado hace tiempo, provocando un débil pero continuo dolor con cada movimiento, con cada roce con mi armadura. Vuelvo a inspirar…. otra vez….. el dolor poco a poco se atenúa, el aire ya no parece tan frío, el aliento cálido sale por mi boca, tímidamente….
Abro los ojos al darme cuenta de la diferencia, ¿de qué temo?…. miro a mis hermanos….. todos ellos, me seguirían no solo al Palio, sino al mismísimo monte del destino, ni uno flaqueo, ni uno temió por su vida, ni uno dudo de si….
La paz y la tranquilidad me envuelven como un cálido manto, mi mente esta serena, mi cuerpo liviano. Y es en estos momentos cuando sé, como sé que hay siempre luz en la oscuridad, que volveremos con nuestras vidas, con todas. No habrá ni cuerpo ni alma de usûluni en el Palio.
Me levanté en paz y sereno. Durante un largo rato no pensé en usûlun, no pensé en lo que deje allí. Pensé en aquellos hombres que permanecieron junto a mí pese a saber que morirían con toda certeza, pensé en aquellos que dan un paso tras otro donde muchos han quebrado su voluntad, que no dudan en sacrificarse una y otra vez donde otros se abandonan a su destino, pensé en aquellos cinco valientes que atraviesan este páramo de muerte.
“Hermanos, debo pediros perdón, no soy quien para decidir vuestro destino, mis ansias por protegeros nublaron mi juicio y use la armadura para deteneros. No pensé en que sois dueños de vuestra vida y vuestra muerte y si es vuestro deseo morir aquí, será un honor caer con vosotros.”