Zarak Dûm se encuentra en el Cuerno Norte del extremo más septentrional de las Montañas Nubladas mirando hacia los helados glaciares cerca de Nen Loke. Los ancianos enanos que encontraron aquel emplazamiento en los albores de la Segunda Edad lo hicieron empujados por el pensamiento de estar aislados y seguros en la fortaleza que sería su hogar, decían que el frío de las montañas era tan intenso que hasta lo sentían en sus huesos.
Encontraron mithril, hierro y bronce, oro y piedras preciosas, la llamaron la Joya del Norte y sus bienes llegaron hasta lugares tan lejanos como Tharbad o Dol Amroth en las tierras de los hombres.
Pero la llegada del Rey brujo lo cambió todo, lenta y gradualmente el clima se adaptó al nuevo señor del norte, los inviernos se hicieron más largos y crudos y los veranos breves como un descanso. Los enanos perdieron la libertad de viajar hacia el oeste pues las huestes oscuras dominaban los pasos desde Carn Dum y en el este, los trasgos del Monte Gundabad rendían pleitesía al espectro. Las antaño temibles caravanas eran asaltadas e incontables enanos se perdieron para siempre.
Lentamente, el tiempo de la tribu de Durin llegaba a su fin, solos y prisioneros en su propio hogar fueron decayendo lentamente y así, casi sin darse cuenta, la perdición llamó a sus puertas. Scorba el Gusano llegó volando como el viento atraído por los cuentos de riqueza. La batalla duró meses, la tierra tembló, las aguas hirvieron y los muros cayeron, pero finalmente derrotados, una noche aciaga huyeron como ladrones en lo que había sido su propia casa.
No todos sobrevivieron a tan dura prueba y las familias se dispersaron, los que lo lograron llevaron consigo la vergüenza de la derrota y la promesa de una venganza.