La servidora del Dios de los Muchos Rostros
La mujer se levantó en su celda, era una habitación sin apenas adornos excepto su camastro, una jofaina con agua fresca y un gran baúl. Vestía con ropas sencillas, tan sencillas como ella, sencilla que no simple. Su vida era servir, servir al Dios en el que solo ella creía, un Dios que recogía todo…